Nos envía el Cielo un mensaje:
"Hora es de comenzar el viaje"...
Un nuevo rumbo estoy tomando...
A tu lado sintiéndome otro hombre,
solemne momento de estar contigo...
Créeme, que en verdad digo
cuán sagrado es oír tu nombre...
Tu nombre en el viento, oigo claro,
que es himno de ángeles, sonando...
El mundo entero abrazando
y de estremecerme... No paro...
Nueva vida llena mi alma vacía,
cuando oigo tu nombre al venir...
¿Quién pudo hace tanto decir
que mi vida cambiaría?
Que eres mi vida, mi alegría,
en tu nombre escrito el Amor...
Sin más pena ni dolor,
eres la luz del nuevo día...
Que llamarte diosa, es poco...
Envidian allí arriba tu ternura,
tu divina voz, tu dulzura...
Hasta al Sol vuelves loco...
Un rumor vino hoy a verme,
susurrando a escondidas, tembloroso...
Mas un canto sublime y piadoso
logró por entero envolverme...
Al oír tu nombre entre la envidia,
se aclara el mundo oscuro del temor...
Que en tu nombre sólo hay color
y no cabe la desidia...
Cuando se oye, entre la ansiedad,
entre la vil y cruel realidad,
cuando tu nombre se apodera
de cualquier ruido y maldad,
pues santa madre te puso nombre
y el valor, que en ti no se esconde
logra vencer la falsedad...
Que en tu ser y en tu bondad,
en la bella aura que tienes,
el mayor de todos los bienes
es tu gran sinceridad...
Y cuando este mundo termine,
Luna nueva al Sol clamará...
Viva Luz nueva vendrá
que en tu nombre... Me ilumine
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