Sueños de un ayer
Buenas noches, querida,
hoy quería escribirte...
tanto quiero decirte
que se me va la vida
en pretender pedirte
de ti sólo un momento...
Sentir esto que siento
es caer en locura,
triste pena perdura
aunque no me arrepiento
de tanto, tanto amarte,
hasta el cielo adorarte...
Suena cálido el viento
en la noche callada.
Luna está enamorada
tranquila bruma en vela
que volando consuela
el vivir en tu almohada...
Dulce noche soñada
en tu amor, vida mía,
caricias todavía
prendidas en la nada,
nada me queda, amada,
cuando el recuerdo hería...
Un beso prometía
tu mano tan soñada,
en tus brazos hallar
un manto de alborada.
Aliento que estremece
ese latir intenso,
y solamente pienso
en la pasión que crece.
Susurro que aparece
al decirte al oído:
"¿estará permitido
lo que tu luz merece?..."
El pensar que enloquece,
triste pena que llora...
Luna nueva en la aurora
canta en la cuna, mece
suave con fe y ternura,
con fina luz, dulzura
que hasta al Sol ensombrece.
Las estrellas que lloran
cuando tú aquí no estás,
ese Amor que tú das
cada día lo añoran
noticias que me traen
las nubes que te adoran...
Caen del cielo, caen,
mil aves que no vuelan
pues de noche ellas velan
porque quieren oír
la voz suave que eleva,
brisa fresca que lleva
la magia de abrazarte,
tenerte cerca, amarte...
Un imperio por darte,
entregar toda vida
cuando no siento herida
grave en ninguna parte
que me impida entregarte
la palabra sentida...
Esa verdad escrita,
los versos que no mienten,
voces que por ti sienten
al verte tan bonita.
Llora la rosa marchita,
los ángeles se divierten
y faltan a su cita,
amores que convierten
volando desde la ermita,
rezando solamente
por besarte en la frente,
ser el nuevo amanecer
que sueña loco por verte...
Tener la fe de quererte,
transformar el miedo en valor,
la razón de no perderte
llamémosla... Amor.
Cuarenta noches a solas
sin saber dónde ir,
sólo abrazado a ti
y el rumor de las olas
llamando ese mar a tu alma,
creyendo en un mañana mejor.
un instante de calor,
de eternos besos perdidos,
aliento cual murmullo
encoge los sentidos
como ángel en arrullo
roces permitidos.
Ver en un sueño tu nombre,
decir cuánto, cuánto te quiero
con el cariño sincero
y la voz que me sobre
poder gritar por entero,
con inmensa emoción
lo que siento, vida mía,
el latir del corazón,
luna nueva todavía,
pena viva que ansía
el volver a la pasión,
a cómo tú y yo nos quisimos.
Inconscientes nos volvimos
al apostar por lo vano,
al encontrar algo extraño
más serios nos hicimos.
Amarnos más... no pudimos,
volvamos al ayer,
volvamos...
Que nos queda por hacer
aquello que deseamos,
escucha mi linda amada,
que te envío esta llamada
para que tú y yo mnos veamos,
y en ese beso por siempre
por siempre hoy nos fundamos.
Ven, cariño, toma mi mano
y volemos a ese lugar,
allí donde acaba el mar,
allí donde encontremos
lo que tú y yo en verdad,
desde siempre queremos.
Autor:
D. R. Moran
© Derechos reservados
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