En tu mano

En las horas en que el alma divaga
siempre encuentro una opción,
acaba siendo el corazón
y las preguntas no se acaban,
de cuándo encontraré la razón,
de cuándo será que no falta,
que no falta estar con tu amor,
que serás tú siempre la amada...

Noches largas, en silencio los días,
frías las manos y las horas, frías,
se para el tiempo y ya no palpita,
no palpita ese ritmo que todo mal quita...

Lleno ese amor de querer tanto amar,
lleno de ganas de quererte contar
todo lo que he visto en todo lugar,
bellos corceles en el viento galopar,
flores imperiales de belleza sublime
volando en el cielo para así dibujar
un arco iris como no hay otro igual,
niños cantando tu nombre en alto,
lunas que brillan sin la vista apartar
de esa mirada que brilla en su altar,
princesas que no se comparan
a lo que tú puedes dar,
reyes que nunca alcanzaran 
junto a tu pecho estar,
junto a ti poder respirar
y... sólo ser feliz,
y... sólo sin morir
por sentirme en tu mano,
por sostener suavemente
tu cintura, tan envolvente
es que no pase el tiempo en vano,
en las joyas y riquezas
no encontré cierto futuro,
con decisión y entereza
preferí ese aire puro
que entre tu pelo se enreda...

En el manantial de la vida
mis dedos sumergí,
en seguida pude sentir
tu alegría bendecida,
esas ganas de vivir
que das tú, querida mía,
de esa fe que yo sentía
en tu mano bendecía,
en tu mano yo moría,
en tu mano todo daría,
mi alma, mi cielo, mi ser... caía,
caía de un monte lejano
que olvidose en el pasado,
con esos fantasmas tan raros
que aparecieron por verte sufrir...

Hoy mi vida nos queda el porvenir,
el porvenir que irá a saludarnos
cuando así nos vea amarnos,
y hasta los dioses haga decir
lo mucho que van a envidiarnos,
pues nunca jamás en lo alto
sabrán cuán mágico es, cuánto,
cuán sagrado es sentir tu labios...
Cuán sagrado sostener tu mano.